Desde hace al menos 3 años, me dedico a seleccionar a las personas más junior que se incorporan a nuestro equipo. Mis compañeros de RRHH hacen la labor de filtrado por capacidades y me hace sonreír cuando vienen y me dicen: hay un/a candidato/a que te pega. Me pega, ¿qué quiere decir esto? Recuerdo cuando entrevisté a Celia, la primera persona que fiché directamente sin que nadie más del equipo la hubiese visto. Tuve la sensación de que ya la conocía. Es más, me recordaba a mí a su edad. Respondía como yo hubiese respondido y sonreía como yo lo hubiese hecho. Celia resultó ser maravillosa y hoy sigue con nosotros, gracias a Dios.
Pues bien, la pregunta que me hago ahora es si tiene sentido contratar o trabajar solo con aquellas personas que son parecidas a nosotros. Creo, después de unos años de observación, que esa es otra de las trabas que tienen las mujeres en la mayor parte de las compañías. Voy a ver si consigo explicarme, os pido paciencia.
Es humano que nos sintamos más cómodos cuando nos relacionamos con gente como nosotros, con inquietudes similares, formas de ver la vida o la empresa, puntos en común,…Como me pasaba a mí con Celia, personas que responden y se comportan como nosotros lo haríamos. Por lo tanto, si tradicionalmente las compañías han estado dirigidas por hombres parece lógico que éstos se encuentren más cómodos en reuniones de trabajo, comidas o convenciones en las que hay otros hombres. No creo que sea machismo sino comodidad. Adaptarnos a perfiles distintos al nuestro supone salir de nuestra zona de confort, supone estar abiertos a nuevas formas de hacer las cosas que no tienen que coincidir con la nuestra pero seguramente la complementan y mejoran.
Las mujeres necesitamos referentes femeninos y hombres que salgan de su zona de comfort y admitan que, aunque de forma distinta a la suya, ellas complementan y mejoran. Porque sí, somos distintos pero también somos complementarios y, por eso, una empresa diversa creo que será siempre una empresa mejor.
¿Qué os parece? ¿Habíais pensado en esto alguna vez?
Gracias por este post. La verdad es que me ha parecido que ponía encima de la mesa una cuestión más amplia y compleja, que son las relaciones entre compañeros.
Sobre la zona de confort, salir de ella es necesario (como indicas), difícil y enriquecedor (y sin duda llevará a las empresas a ser mejores, totalmente de acuerdo). Pero de momento, por la experiencia vista, sigue siendo para Valientes con mayúsculas. A veces nos toca salir de ahí para tratar con gente «tóxica», lo cual complica la cuestión; aunque eso merecería otro de tus posts, ¿no crees?
Para apoyar tu discurso desde el vaso medio lleno, me gustaría comentar que he tenido la suerte de tener «química» tanto con hombres como con mujeres con los que he trabajado. Que se convirtieron en verdaderos amigos. Y cuando dicha química ha existido, sentí que daba igual el género. Los resultados llegaban.
A día de hoy, mantener a esos compañeros cerca, incluso en entornos distintos, me ayuda a salir de otras zonas que no aún he superado, me inspiran, y me hace pensar en lo mucho que ha merecido la pena el esfuerzo que mencionas. Espero que me haga mejor profesional y mejor persona. Gracias!