Hoy, con la resaca del 8M, un día en que la causa feminista abre telediarios y ocupa titulares, tenía que recuperar este blog. Cuando ya hace un par de años me propuse empezar a escribirlo, no sabía a dónde llegaría. El día 7 de marzo de 2018, por la tarde, en la oficina tomé la decisión de que había llegado el momento de mojarse. Por eso, hice huelga. Sentía que si no lo hacía me está fallando a mí misma. Y no, no soy anticapitalista. Pero soy una mujer comprometida con esta causa, una causa que quieren silenciar o desacreditar algunos. Pero no, señores. No somos el demonio, ni odiamos a los hombres.

Ayer escribí mucho y hoy, llena de sentimientos contradictorios también. Os dejo aquí mi visión. Por si ayuda y para intentar convenceros. Porque sí, quiero convenceros de que la causa de ayer es la causa de tod@s.

¿Por qué grito? 8 de marzo de 2018

 

Por todas esas veces en las que a una mujer le llamaron “guarra”
Por esas veces en las que te sentiste ignorada en una reunión rodeada de hombres.
Por esas veces en las que alguien dijo: no seas nenaza, no reacciones como una niña,…
Por esas en las que en una entrevista de trabajo te preguntaron si ibas a tener hijos.
Por esas veces en las que oíste: “prefiero no contratar mujeres”
Por esas veces en las que te dijeron que los hombres eran leales y las mujeres unas arpías.
Por esas veces en las que alguien hizo un comentario sobre tu físico fuera de lugar.
Por esas veces en las que a un hombre se le tachó de calzonazos por cogerse la baja de paternidad o compartir las tareas en casa.
Por esa vez que fuiste al banco a hablar de la hipoteca y el director te sugirió hablarlo con tu marido.
Por esas veces en las que preguntaron si no estaba tu jefE.
Por esas veces en las que sólo había cambiador de bebes en el baño de chicas.
Por esas veces en las que leíste titulares incómodos.
Por esas veces en que ella se levantó sola de la mesa para recoger.
Por esas veces en que te hicieron sentir el sexo débil.
Por las que vinieron antes, por las que vienen después.
Incluso por aquellas que dicen que no son feministas. Lo son pero todavía no lo saben.

Un día agridulce. 9 de marzo de 2018

Ayer fue un día feliz, muy feliz. Las que paramos, las que fuimos las manifestaciones o las que las apoyamos desde otros lugares, sabemos que ayer se hizo historia.
Sin embargo, la sensación es agridulce. Estoy un poco triste. Por todas las personas que NO saben separar la política de un movimiento social sin precedentes. No es de derechas o de izquierdas. Triste porque todavía hay gente que NO quiere entender que feminismo es igualdad. NO es otra cosa. Y lo siento, pero si lo piensas o no estas informado o te están engañando por lo que deberías revisar tus fuentes. No es cuestión de opiniones. Es la RAE.
Triste porque veo reacciones de odio visceral hacia un movimiento que NO ataca a nadie. Yo tampoco estoy de acuerdo con todas las ideas o todos los puntos de vista. Pero no me digas que las mujeres no lo tenemos más complicado. No lo voy a consentir. Porque pasamos miedo al volver a casa, porque cuidamos de la familia casi solas, porque luchamos a diario contra una cultura machista, la cultura de «coñazo», del «calladita estás más guapa», del «no seas nenaza»,…
Queridos hombres, no vamos contra vosotros. Al contrario, os necesitamos en esto. Es más, lo hacemos también por vosotros. Para que nadie ponga en duda tu papel como padre, ni la conveniencia o no de que te quedes en casa. Para que nadie, nunca más, vuelva a decirte que «los chicos no lloran».
Queridas mujeres que no os sentís identificadas. A lo mejor sois unas privilegiadas y debemos dar gracias por eso. Pero, de verdad, sólo juntas lograremos algo grande. Juntas de verdad. Juntas siempre. Sea cual sea tu decisión, tus ideas o posición política. Mujeres, madres, amigas, hermanas, por encima de todo.
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